domingo, 12 de julio de 2009

El día en el que el ganador se hizo acreedor de un gran trofeo a la astucia, los idiotas se quedaron en casa, comiendo chocolate y calentándose con la chimenea.
Mientras el ganador salía a conquistar mujeres y a llevárselas a la cama, el idiota se quedaba hablando con su madre anciana de los recuerdos de su niñez.
El ganador comía dinero y el perdedor comía guiso de su abuela.
Ambos nacieron el mismo día, en la misma época.
Uno murió por vivir demasiado, el otro vivió sin saber que lo hacía.